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Luke Rockhold: Hombre de Acción

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Luke Rockhold tiene debilidad por los desafíos. Es por eso que una noche en un estadio de Costa Rica, se encontró a sí mismo corriendo a toda velocidad con los dedos extendidos hacia un toro de una tonelada.

Rockhold había terminado de ganar seis peleas consecutivas bajo la bandera de Strikeforce y se dirigió al sur para hacer surf, en sus propias palabras: “relajarme y  descomprimirme”. Eso duró hasta que llevó a sus amigos a un festival de montada de toros, en el que los espectadores saltan al ring. “Terminándose la noche, me dije: ‘tengo que hacer esto, es mi única oportunidad’”, cuenta.

Fue entonces cuando Rockhold saltó la valla y luego se dio cuenta de que era el único en el corral. “Lo que sucedió es que era el último toro de la noche – el toro estrella del evento”, dice. Sin tener un plan, él hizo lo que cualquiera haría: correr hacia el animal. “Hablando en serio, yo calzaba tenis sin calcetines y corrí hacia el toro como un jugador de fútbol americano”, recuerda. “El toro bajó la cabeza y comenzó a correr hacia mí. De alguna forma logré esquivarlo y sentí el vientito pasar cerca de mí. Me pasó a unas pocas pulgadas de las piernas”. 

Cuando se dio cuenta de que no había sido dañado, Rockhold improvisó una danza de la victoria y regresó con sus amigos, quienes según él compartirían su entusiasmo. “Me sacaron del corral de un tirón y me pidieron que nunca más vuelva a hacerlo. Estaban aterrorizados”, dijo. ¿Su principal desilusión? “Mis amigos estaban tan asustados que ni siquiera tomaron una buena foto de mí. Me gusta probar de todo al menos una vez”, explica.

Al parecer, Rockhold ha probado muchos “de todo” alguna vez, y su historial de viajes suena a una lista de locaciones para una película de acción internacional: Australia, Costa Rica, México. Colgarse de un precipicio después de una pelea callejera en Santa Cruz, encerrar a un amigo para ir a un viaje de último minuto a la India, comer carne de caballo cruda y filmar peleas en el subterráneo de Tokio, ganar el cinturón de Strikeforce en el área salvaje de... Columbus, Ohio. Ahora, le ha puesto los ojos a Jaragua del Sol (Brasil), donde se enfrentará al ex campeón Vitor Belfort en la pelea principal.   


La travesía a las MMA

En 2006, con 22 años, un amigo llevó a Rockhold a la American Kickboxing Academy. Es una escena que se repite docena de veces al día en los gimnasios más conocidos de MMA con turistas y aspirantes a peleadores, y en la primera sesión de sparring -la mayoría de ellos- son despojados a golpes de sus sueños de triunfar en MMA. Pero como suele ocurrir normalmente con las historias que involucran a Rockhold, él se convirtió en la excepción. Cuando le dijeron que necesitaría un protector bucal, corrió a comprar uno y le dio forma usando el agua hirviendo del restaurante de sushi vecino.

“Él no estaba dispuesto a aceptar un ‘no’ y eso me impresionó mucho”, dijo el entrenador principal Javier Méndez. “Muchos llegan y solo hablan o dicen ‘Oh, lo haré la próxima’, pero él estaba muy entusiasmado con la idea de hacer sparring”. Entonces Méndez puso a Rockhold, quien no tenía experiencia previa, en el ring con el peso pesado Christian Wellisch, que se estaba entrenando para un combate en el UFC..

“Le pateé la cabeza y nos trenzamos en una lucha, y lo hice bien”, dice Rockhold, como si esa fuera la forma en la que todo el mundo lo hace en el primer intento en un deporte nuevo. “Entonces me pusieron con Mike Swick y Bobby Southworth, y me fue bien con todos los oponentes. Javier me separó a un costado y me dijo que pensaba que podía llegar lejos en este deporte”.

La corta audición le valió a Rockhold una invitación al equipo. El novato de AKA inmediatamente ajustó su vida para poder entrenar. Eso significó tomar menos clases en la universidad, cambiar de trabajo para poder practicar más fácilmente, inclusive viviendo en el apartamento del gimnasio por un tiempo. La evolución de Rockhold fue, por decirlo de alguna forma, “Rockholdiana”. En julio de 2007, tuvo su primera pelea profesional. Su tercer combate, tan solo siete meses después de su debut como profesional, lo colocó en su primera tarjeta de Strikeforce, donde pasó el resto de su carrera profesional hasta que la compañía fue absorbida por el UFC en enero. 


Dotado y talentoso
“Recuerdo cuando vi a Luke por primera vez en el gimnasio de AKA antes de que participara en alguna competencia de MMA”, dice el fundador y CEO de Strikeforce, Scott Coker. “Era básicamente un peleador de jiu-jitsu que me decían que iba a ser el próximo campeón de peso mediano de Strikeforce. Lo miré y me di cuenta de que era muy comercializable”. Después de ver el debut profesional de Rockhold, Coker firmó un contrato con él. 

“Este chico puede hacer lo que sea”, dice Cormier. “Es un gran jugador de voleibol, puede jugar baloncesto, hacer surf, es increíble en béisbol. Tenemos picnics con el equipo y digo ‘Diablos, estoy acostumbrado a ser el mejor atleta’”.

Una mirada al árbol genealógico de Rockhold puede explicar su aptitud física y naturaleza competitiva. Su padre jugó baloncesto profesional; su madre es entrenadora de tenis. Tiene un hermano que hace surf profesionalmente y una hermana campeona de jiu-jitsu. El camino de Rockhold comenzó con el amor por el judo, que le ayudó en la práctica de lucha durante la escuela secundaria. Sin entusiasmarse con la idea de la lucha universitaria, Rockhold volcó su enfoque al jiu-jitsu al terminar los estudios.  Rápidamente se dio cuenta de que sus largas extremidades y su mente analítica eran perfectas para el juego de ajedrez que es el jiu-jitsu brasileño y se convirtió en un campeón mundial de cinturón azul y cinturón púrpura. 

Rockhold peleó para Strikeforce dos veces en el año 2009 y tres veces en 2010, durante esos días estaba limitado solamente por el calendario de sus viajes aventureros. “Llamaba a Bob para preguntarle cuándo Luke podría pelear nuevamente”, dice Cokers. “Él me decía, ‘no lo sé, está en México o Costa Rica haciendo surf’. Nunca había escuchado de un peleador que hiciera surf, entonces investigué y descubrí que venía de una familia de grandes atletas”.

Siguiente parada: El Octagono

Cuando se encuentra en suelo americano, la agenda de Rockhold gira alrededor de AKA: sparring tres días a la semana, lucha los martes, jiu-jitsu los jueves, además de ejercicios cardiovasculares y prácticas nocturnas. Su equipo está compuesto por potencias de Zuffa: Velásquez, Swick, Kyle Kingsbury. Y él se encuentra particularmente interesado en ayudar a Cormier. “Él me ayudó a mí y yo lo ayudo a él”, dice Rockhold. “Estamos tratando de empujarnos el uno al otro hasta la cima”.

Rockhold también está muy entusiasmado con probar su destreza en contra de las estrellas del UFC. “Es otra cosa totalmente el comenzar a enfrentarse a oponentes que has visto en los principales eventos. Los respeto, pero quiero ser el mejor, entonces tienes que pelear contra ellos”.

No importan los nombres o qué tan alto estén en el ranking, Rockhold tiene confianza de que puede derrotarlos. Después de todo, aquí no se va a enfrentar a un toro. “Ahora no me preocupa mucho pelear”, dice de su enfrentamiento con el toro. “Después de haber hecho eso, ¿de qué más puedes asustarte”? 

Una versión de este artículo apareció originalmente en UFC 360, la revista oficial de Ultimate Fighting Championship.Haz click aquí para suscribirte a la versión impresa o digital Fotos por Jody Morris y Tony Roberts

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