Caín ganó,
de manera categórica (nocaut en el primer asalto), la primera pelea entre ambos
el 26
de mayo del 2012, pero el triunfo del brasileñosobre Alistair Overeem le abrió las puertas a esta segunda cita con el
campeón.
Los
dos han llegado a este encuentro por caminos diferentes y llama la atención el
rápido ascenso de Velásquez, quien en poco tiempo se convirtió en campeón
pesado y es considerado uno de los mejores peleadores, libra por libra, en
todas las Artes Marciales Mixtas (MMA
por sus siglas en inglés).
Caín
debutó en las MMA en el 2006 en Strikeforce venciendo y dominando a Jesse Fujarczyk, luego llegaría UFC 83 el 19 de abril
del 2008 noqueando en el mismoprimer asalto a Brad Morris, en el evento que se efectuó en Montreal. Tras este
triunfo, vinieron dos más, también por nocaut, hasta que se enfrentó a su
primera prueba complicada en su cuarto combate, el francés Cheick Kongo en el UFC 99.
Fue
en esa pelea que vimos al mexicano mostrar su corazón y sabiduría dentro del
octágono, pues aunque fue derribado en varias ocasiones por los potentes puños
de Kongo, no dejó dudas en la victoria al usar de manera excelente su lucha
para derribar al rival en repetidas ocasiones y llevarse la decisión unánime de
los jueces.
Tras
esa victoria, quedaba claro que Velásquez era un buen candidato a la corona de
los pesos pesados. Pero faltaba más; faltaba un triunfo sobre alguno de los
consagrados en las MMA. En el UFC 104 noqueó a Ben Rothwell para dejar la mesa servida para su combate ante el
excampeón del UFC y de PRIDE, Antonio “Minotauro” Nogueira.
El
enfrentamiento ante la leyenda brasileña tuvo lugar en Australia, el 20 de
febrero del 2010, y ante la mirada
atónita de muchos, Velásquez despachó al “Minotauro” en el mismo primer asalto
con un contundente nocaut. Una victoria categórica fue lo que consiguió el
mexicano. Si el triunfo ante Kongo llamó la atención de los expertos en MMA, este ante Nogueira dejó a Caín a
las puertas de una oportunidad titular.
Esa
oportunidad llegó en el UFC 121, el 23 de octubre del 2010, ante el gigante
Brock Lesnar, quien en ese momento era lo más cercano a un guerrero invencible.
Caín se olvidó de todo eso y en una memorable pelea venció por nocaut a Lesnar en el primer asalto.
Esa fue la noche en que el mexicano tocó la cima de las MMA al conseguir el cinturón más preciado, el de los pesos pesados.
En
ese momento, el mundo le abrió las puertas de la fama y el reconocimiento a
este hijo de inmigrantes mexicanos que siempre sale al octágono al ritmo de Vicente Fernández y que lleva en su pecho un
tatuaje que lo identifica con sus raíces mexicanas.
Su primera
defensa, sin embargo, no tuvo un final feliz, al caer noqueado en apenas 64
segundos ante el brasileño Junior dos
Santos. Alrededor de esta pelea hubo rumores de una lesión previa, aunque
él nunca lo usó como excusa y dijo que, simplemente, había perdido con un gran
rival.
Su
camino de regreso a la cima comenzó con el triunfo sobre Silva el año pasado y
concluyó en el UFC 155 el 29 de
diciembre pasado con un contundente triunfo unánime sobre Dos Santos. De
principio a fin, quedó claro que Velásquez venía por su título y nadie le iba a
impedir conseguirlo. Lo que le hizo a Junior fue, sencillamente, propinarle una
paliza. Nunca nadie antes le había pegado tan duro al excampeón brasilero y su
cara al final del combate fue la mejor prueba de eso.
Una
vez más, Caín Velásquez estaba en la cima del UFC, con el cinturón que siempre pensó era sólo de él. En apenas
cuatro años, había debutado, ganado el título, lo había perdido y recuperado.
Ahora
viene lo más difícil, mantenerse en la cima. Antonio “Big Foot” Silva es el
primer obstáculo en el camino y Dos Santos no está muy lejos tampoco. Así que
su cita en el UFC 160 es la que
comienza su recorrido como campeón defensor. Uno que debe ser más duro que el
que lo trajo hasta aquí.
Así
ha sido siempre y así será.
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